Definir dimensiones espaciales mediante luz
Así pues, el reto consistía en convencer a estos expertos de cara a la reiluminación del interior del Duomo con motivo de la exposición mundial EXPO 2015 celebrada este año en Milán. Afortunadamente, los diseñadores de iluminación de Ferrara Palladino e Associati, Milán, están perfectamente familiarizados tanto con el edificio como con la institución responsable: ya en el año 2000 habían trabajado en la iluminación de la fachada del Duomo. Y sin embargo, la tarea era gigantesca, toda vez que el Duomo se cuenta entre las iglesias más grandes del mundo. Posee una longitud de 157 metros, la nave transversal tiene una anchura de 92 metros y la nave longitudinal alcanza los 45 metros de altura. La prioridad para los diseñadores de iluminación era lograr que los visitantes puedan apreciar estas majestuosas dimensiones: «Ciertamente, el primer aspecto a considerar es la monumentalidad de la arquitectura en su conjunto. El tamaño imponente, su escala abrumadora, que nos acompaña desde el momento en el que entramos por el pórtico principal», explica Pietro Palladino su concepto de diseño: «Debemos abordar inmediatamente estos órdenes de magnitud».
Así pues, en su concepto, la luz debe enfatizar tanto el carácter ascendente de la arquitectura gótica como la amplitud de la iglesia. Como señala Palladinos, «debe convertirse en un instrumento que realce la majestuosidad de este edificio y rinda honores al Duomo como el principal templo religioso de la ciudad».
Fieles y turistas percibirán el Duomo de manera totalmente nueva
En cambio, bajo la luz de la antigua instalación de iluminación del Duomo, el espacio transmitía una sensación desangelada, casi descuidada. Bañadores con lámparas de alta presión de 400 W, montados a la altura del inicio de la bóveda, iluminaban desde allí el espacio de forma esencialmente indistinta, con un carácter frío de luz diurna. Una solución actualmente insatisfactoria, atribuible al hecho de que en su momento no se disponía de fuentes de luz con mayor eficiencia y duración. Los costes de mantenimiento y operativos constituyen siempre un argumento crítico para la empresa responsable en vista de sus múltiples tareas, puesto que –como suele ser el caso en las instituciones culturales–deben cubrirse recurriendo al presupuesto ordinario actual, mientras que para inversiones únicas a menudo se cuenta con fondos extraordinarios, subvenciones o donaciones.